Louis
Emmerij y José Nuñez, compiladores, el desarrollo económico y social en los
umbrales del siglo XXI, Banco Interamericano de Desarrollo, Washington D.C.,
1998. Artículo reproducido en la revista cuadernos de Economía de la Facultad
de Economía de la Universidad Nacional. Bogotá.
El
objetivo central del artículo, muestra la evolución en la manera de interpretar
y concebir el modelo de desarrollo de las naciones, analizando los diferentes
paradigmas existentes, estableciendo falacias que son desvirtuadas y con lo
cual se amplía el área del saber, hacia un modelo de desarrollo más humano. El
autor, centra sus esfuerzos en mirar cómo se han ido debatiendo las diferentes
concepciones del desarrollo a lo largo del tiempo, haciendo una división general
en dos modelos antagónicos - visión dura del desarrollo BLAST y GALA, visión
amigable del mismo -, pero que cada uno se apoya en el otro, como base de su
ser y manera orientar el desarrollo, es decir, el uno no pudiese existir de no
ser por la presencia del otro.
En
este sentido, es interesante ver, como algunos modelos de desarrollo, han
funcionado en algunos países, pero en otros la implantación de esas mismas
teorías no han dado los resultados esperados, de allí, la gran primera
conclusión:
“el modelo de
desarrollo debe considerar los contextos sociales, culturales, económicos,
ambientales y políticos de cada territorio, para que pueda darse un desarrollo
a escala humana viable”.
Este
punto, es compartido adicionalmente por otros autores que como Martha C.
Nussbaum[1],
hablan de las capacidades compartidas, que no son más que la totalidad de las
oportunidades de las cuales se dispone en un contexto particular y concreto a
nivel político, social, económico, etc., aspecto, que le da mayor relevancia y
soporte a la visión de Sen, en cuanto a que las habilidades existentes en cada
persona “lo que saben hacer las personas” por si solas no son garantía para
alcanzar el desarrollo y este se circunscribe a una combinación de factores
externos e internos, dados por la relación mercado-sociedad-Estado.
Ahora,
si bien el artículo, trata de concentrarse en las ventajas de uno y otro modelo
de desarrollo, no está de más, evaluar y plantearse, cuales son los
condicionamientos que se requieren para que los modelos de desarrollo funcionen
de igual manera en uno u otro territorio, a mi juicio, aún existe, mucha
subjetividad presente en los procesos de planificación territorial en cada uno
de las dimensiones del desarrollo, a excepción de la económica, la cual cuenta
con una variedad de indicadores que permiten dar cierto grado de certidumbre,
no lo es así, en los demás aspectos, pues es imposible, determinar un contexto
político con un alto grado de certidumbre, el cual es altamente volátil, y un
ejemplo claro de lo anterior, sucede en Latinoamérica y en África, en donde la
democracia, se ve alterada por dictaduras y procesos antidemocráticos que
frenan las libertades y derechos de las personas.
Resulta
interesante, el análisis hecho en el texto, en cuanto a las relaciones mercado
– Estado – Desarrollo, pues, ¿hasta dónde puede llegar la intervención del
Estado en la economía?, ¿Todo debe dejarse al mercado?, he aquí el dilema a
resolver. Existen casos en donde la alta intervención estatal ha llevado al
colapso la economía de un país, como también se ha evidenciado que los Estados
débiles, han dejado agonizantes la economía, en este sentido, es claro, que
debe buscarse el Estado óptimo, como el entendido de aquel que posee el tamaño
ideal y que sus intervenciones son de apoyo, regulación e impulso del sistema
económico. Así mismo, la intervención del Estado a nivel de regulación, se
apoya mucho en la dimensión política y en la generación de políticas públicas
aptas, en este sentido, volvemos al punto estipulado anteriormente el análisis
general del contexto territorial es base fundamental para orientar el
desarrollo de las naciones. Importante, es en este aspecto el aporte de
Nussbaum, quien desarrolla y amplía el concepto incluyendo los funcionamientos
como el objetivo de las capacidades; es decir, cuando hablamos, de políticas
públicas enclave de desarrollo humano, estas deben ser diferenciadas,
orientadas hacia quien más las necesita -un diagnóstico claro de los actores
del desarrollo en su contexto-, no es igual, darle alimento a una persona que
la puede conseguir por si mima, a otra que requiere de apoyo para poder
alimentarse.
Sen,
empieza a marcar un derrotero, que se aleja de la concepción BLAST, en el cual
empieza a humanizar el proceso de desarrollo y plantea que no es necesario
sacrificar a la sociedad actual para beneficiar a las futuras y que la
acumulación de capital no es el todo, es en este punto donde las libertades
como derechos empiezan a generar un cambio en la manera de pensar y de concebir
el desarrollo en las naciones.
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