domingo, 23 de agosto de 2015

Un Cambio en el Modelo de Pensar el Desarrollo.

Louis Emmerij y José Nuñez, compiladores, el desarrollo económico y social en los umbrales del siglo XXI, Banco Interamericano de Desarrollo, Washington D.C., 1998. Artículo reproducido en la revista cuadernos de Economía de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional. Bogotá.

El objetivo central del artículo, muestra la evolución en la manera de interpretar y concebir el modelo de desarrollo de las naciones, analizando los diferentes paradigmas existentes, estableciendo falacias que son desvirtuadas y con lo cual se amplía el área del saber, hacia un modelo de desarrollo más humano. El autor, centra sus esfuerzos en mirar cómo se han ido debatiendo las diferentes concepciones del desarrollo a lo largo del tiempo, haciendo una división general en dos modelos antagónicos - visión dura del desarrollo BLAST y GALA, visión amigable del mismo -, pero que cada uno se apoya en el otro, como base de su ser y manera orientar el desarrollo, es decir, el uno no pudiese existir de no ser por la presencia del otro.

En este sentido, es interesante ver, como algunos modelos de desarrollo, han funcionado en algunos países, pero en otros la implantación de esas mismas teorías no han dado los resultados esperados, de allí, la gran primera conclusión:
“el modelo de desarrollo debe considerar los contextos sociales, culturales, económicos, ambientales y políticos de cada territorio, para que pueda darse un desarrollo a escala humana viable”.
Este punto, es compartido adicionalmente por otros autores que como Martha C. Nussbaum[1], hablan de las capacidades compartidas, que no son más que la totalidad de las oportunidades de las cuales se dispone en un contexto particular y concreto a nivel político, social, económico, etc., aspecto, que le da mayor relevancia y soporte a la visión de Sen, en cuanto a que las habilidades existentes en cada persona “lo que saben hacer las personas” por si solas no son garantía para alcanzar el desarrollo y este se circunscribe a una combinación de factores externos e internos, dados por la relación mercado-sociedad-Estado.

Ahora, si bien el artículo, trata de concentrarse en las ventajas de uno y otro modelo de desarrollo, no está de más, evaluar y plantearse, cuales son los condicionamientos que se requieren para que los modelos de desarrollo funcionen de igual manera en uno u otro territorio, a mi juicio, aún existe, mucha subjetividad presente en los procesos de planificación territorial en cada uno de las dimensiones del desarrollo, a excepción de la económica, la cual cuenta con una variedad de indicadores que permiten dar cierto grado de certidumbre, no lo es así, en los demás aspectos, pues es imposible, determinar un contexto político con un alto grado de certidumbre, el cual es altamente volátil, y un ejemplo claro de lo anterior, sucede en Latinoamérica y en África, en donde la democracia, se ve alterada por dictaduras y procesos antidemocráticos que frenan las libertades y derechos de las personas.

Resulta interesante, el análisis hecho en el texto, en cuanto a las relaciones mercado – Estado – Desarrollo, pues, ¿hasta dónde puede llegar la intervención del Estado en la economía?, ¿Todo debe dejarse al mercado?, he aquí el dilema a resolver. Existen casos en donde la alta intervención estatal ha llevado al colapso la economía de un país, como también se ha evidenciado que los Estados débiles, han dejado agonizantes la economía, en este sentido, es claro, que debe buscarse el Estado óptimo, como el entendido de aquel que posee el tamaño ideal y que sus intervenciones son de apoyo, regulación e impulso del sistema económico. Así mismo, la intervención del Estado a nivel de regulación, se apoya mucho en la dimensión política y en la generación de políticas públicas aptas, en este sentido, volvemos al punto estipulado anteriormente el análisis general del contexto territorial es base fundamental para orientar el desarrollo de las naciones. Importante, es en este aspecto el aporte de Nussbaum, quien desarrolla y amplía el concepto incluyendo los funcionamientos como el objetivo de las capacidades; es decir, cuando hablamos, de políticas públicas enclave de desarrollo humano, estas deben ser diferenciadas, orientadas hacia quien más las necesita -un diagnóstico claro de los actores del desarrollo en su contexto-, no es igual, darle alimento a una persona que la puede conseguir por si mima, a otra que requiere de apoyo para poder alimentarse.

Sen, empieza a marcar un derrotero, que se aleja de la concepción BLAST, en el cual empieza a humanizar el proceso de desarrollo y plantea que no es necesario sacrificar a la sociedad actual para beneficiar a las futuras y que la acumulación de capital no es el todo, es en este punto donde las libertades como derechos empiezan a generar un cambio en la manera de pensar y de concebir el desarrollo en las naciones.

La concepción GALA del desarrollo fundamentada en las libertades establecidas por Sen, se abre paso, y se vislumbra como la predominante hacia el futuro, sin embargo, la pregunta que faltó por plantear y resolver en el artículo es que tan factible es la implementación de esta concepción, en la actualidad, cuando, no existen los indicadores suficientes, para realizar un adecuado diagnóstico que permita el establecimiento de una línea base lo más real posible, de tal manera, que se consiga un mayor grado de certidumbre, aunque es claro que el grado de subjetividad y personalización del desarrollo, es como la rémora y el tiburón, es en esta instancia donde el texto se convierte en un referente para estudiantes y profesionales en el área del desarrollo y la planificación territorial, el cual permite la generación de argumentos suficientes para tomar con mucha más seriedad los procesos de desarrollo, incorporando la dignidad humana y la vida humana digna, y así generar las capacidades que sean requeridas para el desarrollo de las naciones.


[1] En su libro Crear capacidades propuestas para el desarrollo humano.

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